Y no existe mejor revancha contra el mundo que
la adicción.
“El pericazo
sarniento”. Carlos Velázquez.
Ha estado bebiendo seriamente todo el día y
sólo
Dios
sabe cuántas drogas duras fluyen por su sangre.
Pero, a pesar de todo, continúa funcionando.
“Antigua sabiduría gonzo”. Hunter S.
Thompson.
Por Javier Hernández “El Abuelo”
Twitter @abuelo_1176
El tres de
febrero del 2011 se terminó de filmar el documental Rock
& Roll por la libre, que había comenzado el cineasta Sergio
García Michel (q.e.p.d.) varios años atrás, y que, gracias al apoyo que Enrique
y Viri García Michel le brindaron a Armando Jiménez, lograron encontrar el
material que el director tuvo guardado durante mucho tiempo, aunque sólo recuperaron
60% de las grabaciones.
En uno de sus
primeros conciertos en el Multiforo Cultural Alicia de la Ciudad de México,
García Michel se acercó con el cantautor y le propuso hacer un documental, lo
que sorprendió a Armando que le pregunto ¿a mí, que sólo he grabado dos discos?
Y el director contesto: Lo que pasa es que la
grabación va a durar quince años, ¿cómo la ves? Tras escuchar la
respuesta del cineasta, Palomas aceptó sin duda alguna.
Resulta muy
difícil resumir una carrera musical de 20 años tan prolífica en dos horas de
documental; más aún si el director que empezó el rodaje fallece en el camino. A
pesar de esto el documental cumple. Palomas tomó el riesgo de concluir el
trabajo de su amigo con el cual compartía: la fobia por la televisión,
el humor negro, una mujer, la hierba y la cerveza. Como se apunta
al inicio del documental.
Cuando apenas
era un niño Armando Jiménez Veloz soñaba con ser beisbolista y jugar para los Rieleros
de Aguascalientes su ciudad natal. Creció en el seno una familia tradicional, pero,
conforme se hacía mayor soñaba con una guitarra y cantar sobre un escenario;
fue su primo quien le enseño a tocar. Trabajaba en una refaccionara que era
propiedad de sus papás y en sus ratos libres pintaba portadas para discos, los
que serían sus discos futuros. Se le acercaron unos vecinos del barrio para
formar su primera agrupación, llamada “La Clicka” y que sería para entrar a la “explosión
roquera” concurso de bandas organizado por el Instituto Cultural de
Aguascalientes y que ganaron. El premio consistía en la grabación de un video y
se transmitiera en MTV.
El grupo se
desintegró en poco tiempo y él solo empezó a tocar en bares. Le iba mucho mejor
que con la banda, situación que lo llevó a tocar en el Festival Cultural Cervantino
de Guanajuato y, después se aventuró a visitar el Distrito Federal. Tocó las
puertas del Alicia y se le abrieron para empezar a gestar la figura del gran
compositor que es en la actualidad.
Fausto
Arrellin, Kenny Avilés (la de los eléctricos), Lalo Tex y Rafael Catana son
algunos de los artistas que aparecen en este documental. Hablan acerca de cómo
conocieron y, se volvieron gracias a sus letras, seguidores del cantautor
hidrocálido. Francisco Barrios, el famosísimo Mastuerzo, cuenta que, en una
ocasión le dijo: Si las rolas te significan, hazlo, muérete de
hambre.
Es uno de los cantautores más importantes del
inicio de siglo de la canción popular, comenta Catana, ya que en
sus presentaciones en directo es donde realmente se aprecia todo el potencial
del Palomas, y gracias a su carisma consigue una interacción con su audiencia
que muy pocos artistas en la actualidad logran.
Es el último rupestre, pero con variante punk,
comenta Pepe Navar periodista que junto a José Antonio Richarday, José Luis Pluma,
Javier Hernández “Chelico” y Karina Almaraz, aparecen y testimonian como el
Palomas se fue convirtiendo en un fenómeno debido a su conexión con el público.
¿Qué le paso a
la luz? Uno de los capítulos del documental, que aborda el tema de sus
adicciones y excesos del compositor, siempre se consideró un borracho feliz y
menciona su gusto por consumir marihuana y cocaína pero a raíz de un accidente
en Hermosillo en el año 2008 todo cambio, comenta el cantautor: Extraño que la madrugada se me fue sin decir
agua va, de un momento a otro tuve que cambiar mis hábitos alimenticios, tuve
que cambiar la guitarra por un suero, tuve que cambiar mi tequila por una leche
de soya, tuve que comerme a puños una canción que escribí, que se llama ´Vida
Light’.
Todo indica
que Sergio no se equivocó. Cuando lo vio en el Multiforo de la Ciudad de México
supo que había algo especial en aquel muchacho y por eso se aventuró a realizar
este documental. Sin contar con difusión en medios de comunicación masivos, su
música se propagó de boca en boca; hoy, en cada
lugar a donde llega, es reconocido y querido por la gente.
Este
documental es recomendado para quienes aún no lo conocen y es obligado para los
fans más acérrimos.
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