Una vez leí la reseña de un grupo muy
competente para fabricar éxitos,
en la que el crítico afirmaba: “Todo lo que no
es importante lo hacen bien”.
Supe exactamente lo que quería decir. La música
rock and roll,
al fin y al cabo, es una fuente de poder
religioso y místico.
“Born To Run”. Bruce Springsteen.
Por Javier
Hernández “El Abuelo”
Twitter @abuelo1176
Hacia 1998 era
muy difícil conseguir discos, casetes, revistas o fanzines de música
alternativa, pues había pocos lugares en Toluca para encontrarlos. Uno de ellos
era el pasaje terminal. No era la capital del Underground,
sino, más bien, el mini tianguis cultural del chopo de la ciudad. Allí
encontrabas cosas que no conseguías en Discolandia, por ejemplo. En aquellos
días yo era estudiante y tenía que tomar dos camiones para llegar, a ese lugar.
Trataba de ir todos los sábados y, según la cantidad de dinero que hubiera
ahorrado en la semana, ver qué cosas nuevas habían llegado, y comprarlas. Ya
fueran productos nacionales o internacionales, sabía que buscando bien, conseguiría
algo valioso. Adquiría las revistas en un puesto que estaba bajando el puente
peatonal que se encuentra sobre Paseo Tollocan (en la cuchilla que forma al
entroncar con la calle, Felipe Berriozábal); solo había que dar unos pasos y,
antes de entrar al pasillo de la terminal, encontrarse con la gran variedad de títulos
traídos de varias partes del mundo. “Heavy Rock” y “Metal Hammer” de España, “Banda
Rockera” y “Conecte” del Distrito Federal eran las que más acostumbraba leer, a
pesar de que llegaban muy desfasados a esta ciudad, las revistas españolas
aparecían con dos o hasta tres años de retraso y las chilangas, entre un año o
año y medio, pero no había otra opción.
En una ocasión
“Metal Hammer” incluyó un reportaje/entrevista con una banda mexicana, atrapo mi
atención inmediatamente: “Vantroi” conformada por jóvenes que emigraron a
España y habían empezado a hacer mucho ruido por allá. Traté de conseguir
material de la agrupación, pero fue imposible. Un tiempo después, leí sobre
ellos en la “Banda Rockera”, en donde se hacía mención acerca de su regreso a
nuestro país, pero el hecho de no encontrar material de ellos, me hizo perderles
un poco la pista.
Varios años
después, se presentaron en un Festival Quimera Rock de la ciudad de Metepec,
Estado de México y como ya tenía referencias suyas fui a ver concierto y me
gustó demasiado. El público era muy variado y muchos asistentes se sabían sus
canciones.
En la
actualidad con internet a la mano los busque en Youtube
y el primer tema que vi fue “Fui a visitar mi tumba” del disco Para no morir de locos. No necesité
más, me volví fan y corrí a comprar el disco y conseguir toda la información
disponible de la banda. Descubrí que tomaron el apellido de un guerrero
vietnamita que fue capturado cuando intentó asesinar al Secretario de Estado
estadounidense Robert Mcnamara y al embajador Henry Cabot Lodge: Nguyen Van
Troy. Fue torturado y posteriormente asesinado. El logotipo del grupo es el
símbolo huichol que representa el maíz. Se movían –y lo siguen haciendo– en un
círculo muy subterráneo; la gente los identifica como banda punk; en México por
alguna extraña razón, no ha logrado el reconocimiento que ya obtuvo en varios países
de Europa, eso sí, aunque tienen poco admiradores en nuestro país, les son muy
fieles y los siguen a donde quiera que se presenten. Ha tenido muchos cambios
de alineación hecho que, ha sido muy enriquecedor para la ellos.
Investigando
más a fondo, indagué que el grupo se comienza a gestar a principio de los
ochentas cuando los hermanos González, Gerardo, Olympia y Pepe siendo apenas unos
niños de entre ocho y diez años formaron el grupo “Llanero”, que pertenecía a
la organización artística “Cleta”, liderada por Enrique Cisneros, comenzaron
recitando poesía y representando teatro pero se inclinaron por la música
latinoamericana; interpretaban canciones de Mercedes Sosa, Violeta Parra,
Víctor Jara, y rescataban letras de campesinos y obreros; se presentaban en
huelgas, mítines, universidades rurales, comunidades marginadas, de varios
estados de la república mexicana y de gran parte de Centroamérica.
Aunque a
Vantroi se le encasilla en el punk la banda mezcla muchos géneros: rock, ska,
hard rock, stoner y, si es necesario, hasta ranchero. Los temas son muy
variados, pero la rebeldía es el común denominador en sus canciones. Gerardo Osmany
González Pulido ya se ha convertido en una de las figuras más importantes del
rock mexicano; el ejemplo que ha heredado a todas las bandas es mucho más
importante de lo que se podría pensar ya que les mostro que con perseverancia,
fe, amor y pasión por la música y por tu trabajo; a la voluntad de una alma
inagotable y de una garra para luchar incansablemente –cosas que no se enseñan
ni aprenden en ninguna escuela–, es la única manera en que serán capaces de
trascender fronteras; y que en la actualidad, son una de las mayores carencias
en muchas agrupaciones.
Se acercan los
30 años de vida de la banda y esperamos que las celebraciones sean en grande.
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