Letras
de Reserva
Adriano
Alarcón
El pasado día número 31 del
mes bien llamado Rocktubre, en lo alto de la ciudad de Toluca (En el foro
Landó) la banda oriunda de La Plata, Argentina, que comanda el instinto
creativo de Santiago Motorizado, ofreció uno de los mejores conciertos que se
han visto en el terreno rojo durante un agonizante 2018.
La representación potente de
un sonido minimalista, sugestivo y poético, sobre un escenario, lleva por
nombre “Él mató a un policía motorizado” una banda que desde sus inicios se
propuso pavimentar los caminos oblicuos del rock, navegando con la bandera de
una verdadera banda independiente. Días
previos a la presentación de la banda, anduve re-encontrándome con los discos
previos a “La síntesis O´konor” (2017) su placa más reciente hasta ahora. Desde
su EP debut y homónimo hasta la dinastía scorpio, pasando por cada uno de sus Spin-off,
aquellas obras paralelas que han surgido a partir de sus rolas más
representativas.
Al tiempo que rondaba los
sonidos creados (hasta ahora) por Él mató, pensaba en dos cosas; La primera vez
que me encontré con la banda a través de
Myspace y en como es que las letras creadas por Santiago se asemejan al cine de
ciencia ficción y acción serie B. Intentaré ser claro querido lector (aún
presumiendo de mi ignorancia); Estar en una sala de cine equivale a soñar despierto, es una versión
artística en algunos casos, podemos llegar a identificarnos, a proyectar aspectos
decisivos de nuestra personalidad en los arquetipos que se muestran sobre una
gran pantalla dentro de una sala oscura, con sonido chingón.
La habilidad narrativa y la imaginación fértil de Él mató, parte de
una aparente simpleza, y lo increíble es cuando aquellas historias rebasan las
coincidencias al momento de ser escuchadas. Aquella noche en el landó, sobre el
escenario (una especie de pantalla) teñido de tonos rosados y azules, saturado
de una niebla que convirtió aquel concierto en una suerte onírica, se proyectaron historias por las que pudimos
transitar libres y a nuestro gusto. Paisajes ruinosos, historias de amor
incondicional que surgen desde la entraña, acentuados por aquel guiño y buen
gesto frenético al KrautRock. Sin
blandenguerías.
Admiré el apocalipsis, la
destrucción que construyó y recompuso universos confeccionados en cada rola,
cada tiro certero… todo en una sola fracción de la noche.
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