Por Javier Hernández “El Abuelo”
Twitter @abuelo_1176
No
es lo mismo Germán Valdez que “Tin Tan”, Gaspar Henaine que “Capulina”, Roberto
Gómez Bolaños que “Chespirito”, y no es lo mismo Julián Lede que “Silverio”, cuyo
personaje rebasó, por mucho, al músico y productor nacido en Chilpancingo,
Guerrero; algo que no lo incomoda; por el contrario, lo alienta para seguir
haciéndolo cada vez más controversial.
El
personaje nace en el momento en que la industria de la música se estaba
volviendo más aburrida y el rock convirtiéndose en una cosa cursi, lenta, sin
alma ni corazón. Mezcla características de personalidades como Iggy Pop, Hulk
Hogan y el Perro Aguayo (Q.E.P.D.), y en cada presentación se vuelve provocador
y brabucón; mientras más insulta a la gente, más brincan y le mientan la madre,
una interacción que muy pocos artistas logran con su público, pero que
“Silverio” logra a la perfección.
Sus
elementos musicales son muy variados: desde la electrónica y el industrial
hasta el reggaetón; sin embargo, es lo que menos importa en sus conciertos; no
busca cambiar la vida de nadie ni filosofar o profundizar, sino cumplir su objetivo:
que sus seguidores se diviertan; brincando, gritando y blasfemando.
En
sus shows acostumbra llegar en traje
de lentejuela y conforme pasa el tiempo se va despojando de sus prendas, hasta
quedar en tanga; conforme avanza la fiesta, la interacción con la gente se
vuelve bastante grotesca, ya que los insulta, les escupe y les grita; es como
ir a la luchas, que se convirtieron en la válvula de escape de lo que en su
momento fueron el rock y el punk. Julián lo entendió perfectamente y lo hace de
maravilla. Seguro que si asistes a uno de sus espectáculos y estás hasta
adelante grabando con el celular, “Silverio” lo va a tomar, se lo va a pasar por los huevos
–literal– y te lo va a regresar sano y salvo. El que se lleva se aguanta.
La
parte más conservadora del rock –que ya se volvieron miembros honorarios de la
liga de la decencia– se escandaliza ante las acciones de “Silverio”: “ese güey
ni músico es, hace pura mierda”, “cómo es posible que toque en tanga”, “sus
fans son unos ignorantes que pagan porque los insulten”; ya sólo les falta
decir: “¿Alguien, por favor, quiere pensar en los niños?”. Entre más se quejan
de “Silverio”, él gana más seguidores.
Los
de “Su Majestad Imperial”, como se hace llamar, son espectáculos imperdibles, a
los que hay que asistir al menos una vez en la vida, aunque sea por puro morbo.
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