Joselo Rangel
Javier Sinay
Jeremías Gamboa
Tusquets Editores México
2016
Ciudad de México
Por
Javier Hernández “El Abuelo”
Twitter
@abuelo_1176
The
Rolling Stones son la banda de rock más importante del mundo y no pierden la
oportunidad de pasar a la historia haciendo conciertos memorables.
En
esta ocasión le tocó el turno a Cuba.
El
25 de marzo del 2016, Viernes Santo, se presentaron en la isla por primera vez
ofreciendo un concierto gratuito pocos días después de que el presidente Barak
Obama hiciera presencia en el país caribeño, convirtiéndose en el primer
presidente estadounidense en visitar Cuba tras ochenta y ocho años.
El
periodista argentino Javier Sinay, el guitarrista mexicano Joselo (miembro de
Café Tacvba) y el periodista y escritor peruano Jeremías Gamboa asistieron al
magno evento para hacer una crónica del concierto, cada uno desde su perspectiva
personal del entorno y de sus vivencias personales en relación con la isla y
con sus “satánicas majestades”.
Javier
Sinay tomó como personaje principal a Rocky Saldaña joven de 22 años que fue el
primero en llegar a formarse cinco días antes del concierto, y a quien la
policía no le permitió hacerlo sino hasta los minutos finales del jueves 24.
Sinay le dio seguimiento hasta el día después del espectáculo, acampándolo a su
casa y a los ensayos de su banda, ya que es un músico aspirante a la
licenciatura en música del Instituto de Arte. En el transcurso, Rocky le contó
que es nieto de uno de los compañeros del “Che” Guevara durante sus operaciones
en Congo y Bolivia. Sobre la isla, Sinay escribió: Cuba no
es un país rockero, pero si es un país musical. Muy musical. Tanto como para poner
una orquesta de mambo a tocar en vivo a las doce del mediodía, todos los días
en El Floridita, el restaurante donde Ernest Hemingway tomaba su daiquiri
favorito.
Joselo
Rangel se centró en rememorar sus viajes a la isla con Café Tacvba y en lo tortuoso
que llego a ser esta nueva aventura, ya que no estaba acreditado ni contó con
pase VIP. Le tocó estar en la otra cara de la moneda, preguntándose
reiteradamente si todo eso valdría la pena. “Son los Stones”, se respondía cada
vez, y eso bastaba para convencerse de que, en efecto, lo valía. Rangel platicó
que no vio cubanos durante un buen rato en las inmediaciones de la Ciudad
Deportiva, donde tuvo lugar el concierto; muchos extranjeros de diferentes
nacionalidades, pero los cubanos llegaron ya muy tarde al lugar. Contó que unas
turistas mexicanas lo reconocieron y le pidieron tomarse una foto con él, después
de un rato, se le acercó uno de los pocos cubanos que estaban ahí y le pidió tímidamente
lo mismo. Él no se negó, pero le preguntó “¿Sabes quién soy?” A lo que el
nativo contestó que sí, “Bueno, la verdad no, pero ellas, las mexicanas que se
acercaron antes, me dijeron que formas parte de un grupo que es como los
Rolling Stones, pero de Latinoamérica”. “Me reí. ¿Qué más podía hacer?” Y
escribió al respecto: Me quede dándole la vuelta a su
comentario. ¿Me gustaría ser un Rolling Stone pero de Latinoamérica? ¡Claro! ¿A
quién no? Pero esta persona lo decía como si ya lo fuéramos. Y yo estaba ahí,
en medio de la gente, lejos del escenario, sin un gafete VIP. Eso significaba
que ¡yo no era un Rolling Stone de Latinoamérica! Si lo fuera estaría con una
copa de champaña en la mano. Brindando con Mick y Keith en el backstage,
calando la colección de guitarras de Ron Wood.
Jeremías
Gamboa se expresó acerca de las similitudes entre su país, Perú, y Cuba, ya
que, hasta entonces, la banda inglesa nunca había tocado en un concierto masivo
en ninguno de estos países, y relata: He hablado con mucha
gente y creo que nada va a sustituir esto, dijo esa noche al público. El último
día de nuestras vidas, cuando nos vayan a enterrar, estoy seguro que la última
imagen que nos va a quedar, la última que veremos, será la de Mick Jagger
cantando con los Rolling Stones en esta tierra.
Este
libro resalta la importancia del ambiente en torno a los acontecimientos dentro
de la crónica, ya que, los escritores no sólo se centraron en el concierto, que
fue muy importante, sino en los detalles que casi nadie ve y son los que
aderezan la lectura.
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