“Si naciste incendiario no te mueras bombero”
Breve descripción de mi persona. Cuarteto de
Nos.
Por Javier Hernández “El Abuelo”
Twitter @abuelo_1176
La última semana del 2019 nos dejó buenos
eventos y mucha actividad en el rubro musical, ya que fueron varios los
conciertos efectuados en la capital mexiquense.
El jueves 26 se realizó en el Teatro Landó un Speakeasy, que eran acontecimientos
organizados durante la prohibición de bebidas alcohólicas en Estados Unidos durante
1920-1932, y que eran, básicamente, juergas clandestinas para consumir alcohol
y escuchar jazz. Llegaron a ser muy populares y se manejaban como fiestas
privadas; los asistentes contaban con una clave de acceso y podían pasar a
disfrutar de una buena velada con música y whisky. El teatro Landó retomó este
concepto en aras de la música en directo, y ya que su capacidad es de hasta quince
asistentes debido a las reducidas dimensiones del lugar, la cercanía con los
músicos la hizo una experiencia sumamente interesante.
Día difícil por causa de las vacaciones y del
frio, que nos ha tratado con rencor durante todo el mes de diciembre en la
ciudad; aun así, el público respondió de manera discreta.
En esta ocasión le tocó el turno a dos bandas
locales, una joven y una con un largo camino recorrido. Aproximadamente a las
9:30, “Bruhas” comenzó a tocar y atrapó la atención de los asistentes desde la
primera interpretación de su jazz experimental. Su actuación contó con una muy
buena dinámica entre la banda y el respetable; así, Bere, Azael y Fausto
dejaron un extraordinario sabor de boca.
“Laberinto del caos” inició su presentación a
las 10:30, aunque en esta ocasión con formato de cuarteto, demostrando que los
largos años de experiencia no han pasado en vano, pues en este tipo de eventos siempre
muestran una excelente interacción con el público, llevando su actuación a
recorrer distintos temas de su discografía, algo que agradecieron sus fans.
El viernes 27 fue la despedida de Sala Traffic,
donde se llevó a cabo un último concierto con un cartel de bandas locales muy
equilibrado.
Este foro estaba por cumplir su segundo año, pero
por múltiples factores se vio obligado a cerrar. En este lugar se realizaron un
sinfín de eventos musicales de diversos géneros. Si bien, se estaba consagrando
como un sitio de culto en la ciudad, su espíritu prevalecerá, ya que promete volver
pronto para seguir brindándole espacio a diferentes expresiones musicales.
“Hatewölf”, joven agrupación de hardcore punk,
fueron los encargados de inaugurar la fiesta, invadiendo el escenario a las
10:00 de la noche, y no tuvieron compasión. Salieron a tocar con todas las
ganas desde su primer tema, y si su objetivo era patear traseros, lo lograron; la
gente no dejó de brincar y corear sus canciones; fueron cuarenta minutos de
descontrol aprovechados al cien por los asistentes.
“Bang Bang Bang y los espectros” fue la
segunda banda, y a las 10:55, cuando hicieron sonar el primer acorde, Sala
Traffic se convirtió en un caos. Siguiendo la línea de la banda telonera con un
rock psicodélico, cachondo y puercote, los asistentes no dejaron de saltar, gritar
y demostrar por qué es la banda más divertida de la ciudad, pues si su nombre aparece
en algún cartel, es sinónimo de puro fiestón loco. Bajaron del escenario a las 11:40,
agradeciendo al respetable por su entrega total.
Para entonces, “la sala”, como es conocida por
amigos y asiduos, ya era un manicomio, muchos de los cuales debieron de quedarse
afuera, ya que llegó demasiada raza para apoyar lo que pintaba para convertirse
en un evento imperdible, algo similar a lo ocurrido en la taberna de Moe de Los Simpson cuando tocó Aerosmith. Y así fue.
“Fantoches” fueron los encargados de prolongar
el ritual, y a las 11:55, la banda de punk-rock treintón le bajó un poco de
velocidad a la pachanga, pero no a la emoción, y como ya tienen algo de camino
recorrido, hubo muchos entusiastas que cantaron todas sus canciones de
principio a fin. Concluyeron su participación a las 12:25.
Para cerrar con broche de oro, “Dr. Faust”, una
agrupación que ya es considerada de culto en la ciudad. Hace poco tiempo retornaron
a los escenarios con un agregado guitarrista para elevar su sonido, lográndolo
con creces, ya que suenan genial. El viaje emprendido por músicos y público fue
de mucha interacción y la energía fluyó sobre y debajo del escenario para darle
un fin grandioso a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Estas agrupaciones y eventos nos demuestran
por qué tenemos que dejar de repetir la tan lastimera frase que abarata el
trabajo de los artistas: “hay que apoyar a lo local”, pues lo vuelve una
obligación y le resta fuerza. Debemos recordar que si asistimos a un
espectáculo de cualquier disciplina artística, lo hacemos para vivir una
experiencia única e irrepetible, y que cada vez somos más los afortunados que disfrutamos
esta clase de noches inolvidables.
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