En la música tienes que decir algo que sea real
lo más rápido posible.
Ésa es la idea, que sea muy básico.
“Empezar de cero”. Jimi
Hendrix.
Por Javier Hernández “El Abuelo”
Twitter @abuelo_1176
Luis Álvarez (1967) nació en la Ciudad de
México y es cantautor desde los diez años. Creció escuchando a The Beatles, Creedence
Clearwater Revival y The Doors; también a José Alfredo Jiménez, la Sonora
Matancera y Agustín Lara; pero fue cuando escuchó a por primera vez a Elvis
Presley que realmente decidió hacerse músico.
En 1989, después de presentarse en muchos
festivales, Discos y Cintas Denver le ofrecen grabar un disco, a pesar de no
contar con banda propia; sólo lo acompañaba el bajista Jaime Rodríguez. Octavio
Aguilera, productor de la disquera, le propuso a los hermanos Jaime y Juan
Mejía, entonces miembros de la agrupación Yey, para hacerse cargo de batería y
guitarra respectivamente; y como músicos invitados a Rodrigo Levario, Octavio
“Sopas” Espinoza y Carlos Valerio “El bolillo”.
El disco Valedores Juveniles, o el “disco rojo”, como se le
conoce comúnmente, se grabó en un solo día; 24 horas bastaron para crear uno de
los mejores álbumes del rock mexicano, al mismo nivel de El circo
de La maldita vecindad o Re de Café Tacvba.
Compuesto por diez canciones que, en 32.45
minutos, reflejan lo que se vive diariamente en barrios, vecindades y pueblos
de nuestro país:
Hay un perro ahí tirado en la calle en avanzado estado de
descomposición y la gente pasa y lo mira y nadie dice nada, nadie se le acerca,
nadie se lo lleva, ¿Qué va a ser del dios? “¿Qué va a ser del dios?”
Desenfundó su puñal y se dispuso a robar una gran tienda de
abastos popular, solo tenía diecisiete años, bien vividos, mal vividos ¿Qué se
yo? “Él no lo mato”.
Rolas que ya trascendieron el tiempo y
continúan vigentes.
Son muchos los géneros que El Haragán utiliza:
blues, rock, punk, heavy metal, rhythm & blues, y un sinfín de matices
característicos de la cultura chilanga.
“Mi muñequita sintética”, “No estoy muerto”, “Él
no lo mató” y “Chamuco” son canciones que ya están arraigadas en el inconsciente
colectivo y no faltan en sus conciertos; ya se las apropio la “banda”; tanto, que
el famoso periodista musical “Chava Rock” escribió para la extinta revista de
música alternativa R&R en su especial de rock mexicano: En Estados
Unidos, en los 90, se hizo una gira con Los Rabanes, Aterciopelados y El Gran
Silencio, estos dos últimos alternaban sus cierres; la cuarta banda invitada
era El Haragán y Cía., con sorpresa vieron que cuando El Haragán abría, al
terminar su actuación la gente se iba, así que los grupos prefirieron que éstos
cerraran.
Estas grabaciones lo han colocado como uno de
los cantautores más queridos de México, ya que, con temas sencillos llega al
alma de mucha gente. Sin necesidad de recurrir a la tele ni al radio, se ha
convertido en uno de los grandes del rock nacional, pues llena y agota las
entradas de cualquier lugar en donde se presenta.
Han pasado treinta años y todo parece indicar
que los festejos se vienen en grande; hay que permanecer atentos a sus redes
sociales para saber dónde se realizarán. No queda la menor duda de que Luis y
su banda atraviesan por su mejor momento; suenan impresionantes y asistir a sus
conciertos resulta una experiencia magnifica.
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