Letras de Reserva
Por Adriano Alarcón
A Pau y su incesante baile
(Foto Sussie 4)
Aún tengo el pulso y el ritmo en
los oídos. Lo que pretende ser una reflexión un tanto atinada surgió cuando
acodado sobre la barra del foro Landó, pedí con urgencia un par de cervezas
frías y entonces recordé un par de sentencias que rezan: “El baile es
la expresión vertical de un deseo horizontal legalizado por la música” y “I am
a Dj. I am what i play”. La primera y muy atinada reflexión es autoría del
irlandés George Bernard Shaw, le
sigue un fragmento de la rola Dj, de David Bowie.
Lo anterior querido lector viene
a cuento porque (si me lo permite)
quiero plantearle una pregunta; ¿Recuerda
esas fiestas donde se atreve a desvestir la vergüenza y le pone vitaminas al
baile, que más bien se convierte en un perfomdance? Pues así sucedió la noche
del viernes 11 de agosto en lo alto de la ciudad de Toluca.
Sussie 4, el dúo oriundo de Guadalajara,
que surgió hace 20 años, aterrizó en el terreno rojo, un par de chamanes místicos que pusieron su talento
al servicio de la causa, supieron conducir bajo la influencia de la música y la
cerveza fría, el ritual por el que no
dejaron de sonar los beats huracanados. Tomaron el control de aquella reunión
–de Tolucos- cuasi pagana, disparando
ritmos tropicalosos, híbridos,
transculturizados y debidamente repetitivos. Para nada tibios. Los patrones
rítmicos y bailables, provocaron que yo anduviera ejerciendo con soltura y sin
ningún temor al ridículo, el jarabe
tapatío con ritmo tribal, dando ligeros brinquitos para evitar deshacer la
cadera, como invocando la lluvia.
En algún momento de lucidez, pude
notar que el foro se desbordó un furor
eléctricoreligioso inundó un fragmento de Toluca y una ola frenética -de
Tolucos- se entregó a sus instintos primitivos, incendiarios de baile y
adoración… sin blandenguerías. ¡Una especie de calistenia anímica! No me cansé
de repetírselo a Pau.
Recuerdo que en la segunda mitad
de la década de los 90 (tal vez antes) hubo un exceso de entusiasmo, en la
radio, en los medios impresos, en la voz de una generación que tuvo la firme
convicción en los sonidos del futuro…en la música “electrónica”. Lo llamaron la
evolución del rock, y no lo sé de cierto pero agradezco que la música en
cualquiera de sus ritmos y manifestaciones siga siendo un impulso utópico de
negación a la vida cotidiana.
Y esto querido lector, no es una opinión
totalitaria, sólo trata de ser la evidencia de una noche finita en lo alto de
la ciudad, del terreno rojo.
¡Bienvenidos todos los ritmos que
provocan sexaciones!
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